Marcela Guimarães: Dietista – Nutricionista

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Desde la antigüedad, la relación entre alimentación y salud se ha investigado y reconocido como fundamental para el bienestar humano. Sin embargo solamente en las últimas décadas los estudios han demostrado la influencia directa de la alimentación en la salud mental, apuntalando así la importancia de los dietistas-nutricionistas en la prevención y en el tratamiento de los trastornos psicológicos.

La salud mental ha sido un tema de creciente preocupación en todo el mundo, ya que trastornos psicológicos como la ansiedad y la depresión se están convirtiendo en epidemia.

El cerebro es un órgano extremadamente exigente en términos metabólicos y nutricionales. Consume una gran cantidad de energía. Por ello diversos componentes que se encuentran en los alimentos, como vitaminas, minerales ácidos grasos, aminoácidos y antioxidantes, desempeñan papeles cruciales en la función cerebral.

Estudios recientes han demostrado que existe una relación entre la dieta y la salud mental. Por un lado, llevar una dieta desequilibrada, rica en alimentos ultraprocesados y pobre en nutrientes esenciales, se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar trastornos psicológicos. En cambio, seguir una dieta sana basada en alimentos naturales y rica en nutrientes, ha demostrado ser eficaz en la prevención y el tratamiento de estos trastornos.

Los estudios científicos han aportado pruebas de que determinados nutrientes pueden desempeñar un papel importante en la prevención y en el tratamiento de trastornos psicológicos. Las dietas occidentales, ricas en alimentos ultraprocesados, grasas saturadas y azúcares, se han se han asociado a un mayor riesgo de depresión y ansiedad.

La dieta también se ha relacionado con la salud intestinal, que desempeña un papel clave en la salud mental. Los estudios demuestran que existe un vínculo entre el intestino y el cerebro, a través de una compleja red conocida como eje intestino-cerebro. Esta comunicación es mediada por microorganismos presentes en el intestino, denominados microbiota intestinal. La microbiota se ve influida por la dieta, y sus alteraciones puede afectar a aspectos de la función cerebral, dando lugar al desarrollo de trastornos psicológicos.

Los estudios sugieren que incluir alimentos ricos en omega-3, como el pescado azul, los frutos secos y las semillas, puede tener efectos beneficiosos para la salud mental. El omega-3 es un tipo de grasa esencial para el funcionamiento del cerebro y su deficiencia se ha asociado a un mayor riesgo de depresión y otros trastornos psiquiátricos.

Además, vitaminas y minerales como las vitaminas del grupo B, el magnesio y el y el zinc, han demostrado ser importantes para la salud mental. Las carencias de estos nutrientes pueden provocar síntomas de depresión y ansiedad.

La Dieta Mediterránea, por ejemplo, se ha promocionado como prometedora para prevenir, más que tratar, la depresión y la ansiedad. Esta dieta se basa en alimentos frescos como fruta, verdura, pescado, aceite de oliva y oleaginosas, y se ha asociado a tasas más bajas de estos trastornos.

Por lo tanto, existen pruebas científicas de que la alimentación desempeña un papel fundamental en la salud mental.

En este sentido, el papel de los dietistas-nutricionistas es fundamental en el tratamiento y la prevención de estos trastornos. Mediante enfoques personalizados, el profesional puede ayudar a identificar las deficiencias y ajustar la dieta a las necesidades individuales de cada paciente. Además, los dietistas-nutricionistas también pueden ofrecer apoyo multidisciplinar, colaborando con médicos, psicólogos y otros profesionales sanitarios para garantizar la mejor atención posible.

La aplicación de estrategias personalizadas es sumamente importante para lograr resultados eficaces en el tratamiento de los trastornos psicológicos. Esto incluye orientar una dieta equilibrada, fomentar el consumo de alimentos naturales y mínimamente procesados, así como proporcionar información sobre alimentos específicos que pueden ser beneficiosos para cada caso. Es importante destacar que estas estrategias deben ser individualizadas y adaptadas a las necesidades y preferencias de cada persona, buscando siempre un enfoque holístico del cuidado de la salud metal.

En resumen, la alimentación desempeña un papel crucial en la salud mental y el dietista-nutricionista desempeña un papel clave en la prevención y el tratamiento de los trastornos psicológicos.

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